Rechazo al cierre del Bonaparte
En una reciente entrevista, Eugenia Labate y María José Conforti, trabajadoras del dispositivo de niñez y adolescencia de consultorios externos del Hospital Laura Bonaparte, expresaron su preocupación y rechazo al cierre anunciado del hospital. Esta decisión, impulsada por el gobierno nacional, ha generado un fuerte malestar tanto entre el personal como entre los pacientes y sus familias. El hospital, un referente nacional en salud mental y adicciones, ha brindado servicios especializados durante años a poblaciones vulnerables, incluidos aquellos en situación de consumo problemático.
Labate y Conforti subrayan que, en estos momentos, el personal se encuentra realizando una permanencia en la institución, manteniendo guardias mínimas para asegurar la atención de urgencias. Además, han iniciado acciones legales para garantizar la continuidad de los tratamientos, considerando la importancia de sostener a las personas con complejidades subjetivas en el contexto actual.
El cierre del área de internación y la guardia del hospital es visto por los trabajadores como un ataque a la salud pública. Argumentan que este hospital no solo ofrece servicios especializados sino que también ha sido un espacio de inclusión, especialmente para grupos vulnerables como la comunidad trans. La Asociación Argentina de Salud Mental también ha expresado su repudio, instando a las autoridades a reconsiderar la medida.
El impacto del cierre podría ser devastador, ya que afecta a miles de personas que dependen de estos servicios para su bienestar emocional y mental. La lucha por la defensa de la salud pública continúa, con una marcha proyectada para el Día Mundial de la Salud Mental, donde se espera una convocatoria masiva para visibilizar esta problemática.
Fuentes del Ministerio de Salud argumentan que el hospital opera con baja productividad, algo desmentido por los trabajadores que aseguran que, actualmente, hay 40 pacientes internados, muy por encima de las cifras oficiales. Las autoridades planean derivar a estos pacientes a otras instituciones, aunque el futuro de los empleados sigue siendo incierto