Fuerte caída del salario mínimo
El salario mínimo vital y móvil en Argentina registró una fuerte caída del 28% en términos reales en lo que va del año, según un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA. Este deterioro se atribuye al impacto combinado de una inflación creciente y el alza de tarifas, que han erosionado significativamente el poder adquisitivo de los trabajadores.
El informe señala que el salario mínimo actual se encuentra en niveles más bajos que los registrados en 2001, antes de la crisis del colapso de la convertibilidad. Este deterioro es parte de un declive continuo desde diciembre de 2023, cuando sufrió una contracción inicial del 15%, seguida de una caída aún mayor del 17% en enero de 2024.
Aunque se registró una breve estabilización entre marzo y mayo, las reducciones retomaron en junio (-4,4%) y se profundizaron en los últimos tres meses, marcando un nuevo descenso del 1,3% en octubre.
Pese a este escenario adverso, el empleo formal se mantuvo estable. Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en agosto había cerca de 10,1 millones de trabajadores asalariados registrados en sectores público, privado y en casas particulares. Sin embargo, la tendencia a la estabilidad no compensa la pérdida de poder adquisitivo, que ha reducido significativamente la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.
El salario mínimo real ha sufrido una erosión cercana al 60% respecto al valor máximo de la serie histórica, alcanzado en septiembre de 2011. Esta situación no solo afecta el consumo interno, sino que también plantea serios desafíos para la sostenibilidad económica del país. Las políticas de ajuste implementadas hasta el momento no han logrado frenar esta caída, mientras que el aumento nominal del salario ha quedado rezagado frente a la inflación.
La crisis del salario mínimo reaviva discusiones sobre la efectividad de las políticas económicas actuales. Mientras el gobierno argumenta mejoras en términos de ingresos en dólares, el informe expone una realidad que golpea duramente a los sectores más vulnerables. Este contraste subraya la necesidad de medidas correctivas urgentes que protejan el poder adquisitivo y promuevan un crecimiento económico sostenible.
El escenario actual exige un enfoque integral que priorice la recuperación del salario real y atienda las demandas de los trabajadores, en un contexto de creciente desigualdad y precarización laboral.