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«Francisco, una voz coherente en un mundo que grita»: el párroco de Morón recordó al Papa argentino

La muerte del Papa Francisco conmocionó al mundo entero, pero en el oeste del conurbano bonaerense la despedida tiene un matiz especial. Martín Bernal, párroco de la Catedral de Morón, dialogó con FM En Tránsito sobre el legado del pontífice argentino y la huella que dejó en la región, en la Iglesia y en la humanidad.

«Su partida nos genera dolor, pero también certeza de resurrección», expresó Bernal. Y rápidamente llevó la conversación al plano del pensamiento profundo: “En este contexto, su muerte es también un testamento espiritual. Un mensaje al mundo, a la política, a los líderes. Si uno se toma el trabajo de leer lo que Francisco nos dejó… está todo ahí: las guerras, las migraciones, las injusticias. No fue solo una enunciación, fue una exhortación urgente a que se detenga la masacre”.

Según el sacerdote, Francisco fue una voz que se atrevió a hablar de lo que otros callaban. “Denunció todas las guerras que ni siquiera aparecen en los medios principales. Fue un líder espiritual, pero también un líder del mundo. Puso temas en agenda que muchos preferían invisibilizar”, aseguró.

Consultado sobre el legado que deja el Papa a la Iglesia y al Vaticano, Bernal fue contundente: “La transformación que impulsó queda como una línea de continuidad abierta. Él visibilizó la acción concreta, puso a la Iglesia en movimiento, como a él le gustaba decir: en salida. Una Iglesia pobre para los pobres, un hospital de campaña, un espacio de atención real a los dolores del mundo”.

En ese mismo sentido, destacó la coherencia como una de sus marcas fundamentales. “La coherencia no está muy de moda en el liderazgo mundial actual. Pero Francisco fue coherente. Habló cuando nadie hablaba. De la casa común, del planeta como hogar, no como botín. De un proyecto de inclusión, de todos y todas. Repetía ‘todos, todos, todos’, y eso no era una forma, era una certeza: la certeza de que la Iglesia debe ser para todas las personas, sin exclusión”.

Además, Bernal recordó el vínculo entrañable de Francisco con el oeste del conurbano: “Su familia aún vive en Ituzaingó. Era un porteño de ley, pero del lado oeste. San José de Flores, su parroquia, fue capilla de esta Catedral de Morón. La historia nos cruza. Él caminó por estas calles, visitó estos barrios, y se comprometió con esta gente”.

Finalmente, el sacerdote agradeció el paso de Francisco por la historia: “Nos deja un legado espiritual, pero también profundamente humano. No fue un Papa de escritorio, fue un Papa de calle, de vida y de Evangelio. Nos enseñó que la Iglesia somos todos: desde el Vaticano hasta la última capilla de barrio”.

Mientras los homenajes al primer Papa argentino se multiplican en todo el mundo, en Morón —como en tantos otros rincones de esta tierra— su memoria seguirá latiendo en cada gesto de solidaridad y en cada decisión que intente, aunque sea un poco, estar a la altura del Evangelio que él predicó.